El Padre Goyo plagia, Proceso solapa, bloguero desaparece.

Ser bloguero es una experiencia compleja. En mi experiencia como bloguero amateur, uno empieza por amor al arte de escribir. Algunas personas te dijeron en algún momento que les gusta lo que escribes, y que deberías buscar publicarlo. Y como por lo regular no tienes idea de cómo publicar un texto, abres tu blog. A partir de ese momento, envías tus ideas dentro de botellas al océano inmenso del internet, apoyándote en tus cuates de las redes sociales. Eventualmente un texto tuyo muy bueno reúne en un solo día unos 50 lectores y un par de comentarios, y eso te da para sentirte muy satisfecho.
Y en un día inspirado, escribes algo que se sube oportunamente a la red en el misterioso ADN de lo que viral: un misterio de timing, sensibilidad y empatía con lo que los usuarios de las redes sociales comentan en un día determinado. Entonces llega el día verdaderamente milagroso, en que ves tus estadísticas subir como la espuma, y replicarse más allá de tus listas de amigos y seguidores. Algún medio digital te busca para publicar tu texto, dándote reconocimiento y proyección, porque no hay dinero para los blogueros desconocidos. Pero en la blogósfera amateur, la satisfacción de ser leído por una pequeña multitud es combustible puro para seguir escribiendo.
Por eso me sentí muy indignado cuando ayer por la tarde me enteré que la reconocida revista Proceso, a través de su cuenta de twitter (@revistaproceso) informaba que el célebre Padre Goyo, -quien saltara a la fama por aprovechar su condición de presbítero para asumir una postura pública a favor de las autodefensas, en la Tierra Caliente michoacana- había escrito una carta dirigida al Papa Francisco, para agradecerle no haber venido a México. La nota se puede leer en http://www.proceso.com.mx/?p=416302 , aunque no menciona si la carta fue enviada por el P. Goyo a la redacción de la Agencia Proceso en Morelia, o la descargaron de redes sociales.

Copia del tuit de @revistaproceso

¿Por qué mi indignación? Porque de inmediato tuve la sensación de que es carta la había leído yo, párrafo por párrafo en otro lado. No fue difícil recordar en dónde, pues el autor de la carta es alumno mío, en la Universidad Marista de Guadalajara. Su nombre es Rubén Nava, estudia el último año de la Lic. en Educación y Desarrollo Institucional, es hermano marista y, sobre todo, es un joven inquieto, que ha comprometido su trabajo y pensamiento con las causas de la justicia y los derechos humanos. Tiene rato blogueando sobre temas que relacionan su fe católica, su vocación religiosa y las llamadas a la justicia y la solidaridad. Si no ha entrado usted al vínculo de proceso, lo invito a interrumpir la lectura en este momento, y abrirlo para conocer la carta del P. Goyo.
¿Listo? ¿Checó la fecha? Timing perfecto, pues el Papa Francisco ha visitado en días pasados la isla de Cuba, y se encuentra en estos momentos en los Estados Unidos. En su agenda evitó visitar el segundo país con más católicos del mundo. Pero ahora le invito a leer la carta escrita por el joven Rubén Nava, y mirar con cuidado la fecha que WordPress genera automáticamente cuando posteas. Va la liga: https://rubenavamartin.wordpress.com/2015/07/06/gracias-francisco-por-no-venir-a-mexico/


Pues sí: la fecha, generada automáticamente por WordPress, es el 6 de julio de 2015, a las 15:57 hrs. ¿Dónde estaba el papa Bergoglio en ese momento? Pues, como lo dice el blog de Rubén, iniciando su visita a Ecuador, Bolivia y Paraguay. Puede usted verificar esta información en http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150703_papa_milagros_gira_ecuador_bolivia_paraguay_vs, así como en los archivos de muchos portales de noticias.
El texto de Rubén, a todas luces, fue escrito 3 meses antes de que Proceso publicara su nota. Demasiadas coincidencias en el texto para ser ciertas. Así que he decidido, desde mi trinchera bloguera limitada, pero convencido de que el periodismo grande debe cuidar los pequeños detalles, el plagio del Padre Goyo. El robo de textos es deleznable, y como académico universitario procuro enseñarlo a Rubén y sus compañeros en clase. Robarlo para ganar notoriedad en un medio reconocido convierte al Padre Goyo en un personaje minúsculo, fatuo, y deshonesto. Y por supuesto merma su credibilidad como estandarte de una causa cuya justicia todavía es objeto de debate público, como lo es el derecho a la autodefensa.
Pero, además, el Padre Goyo salpica de suciedad a Proceso. Yo fui lector ávido de esta publicación durante la década de los 90s y los primeros años de este siglo. La dejé de leer cuando me pareció que la revista había olvidado un principio periodístico fundamental: el compromiso con la información veraz, más allá de las causas ideológicas. Me pareció que la ferocidad en el señalamiento y la profundidad de la investigación se diluían dramáticamente cuando había que señalar los errores de los personajes sobresalientes de eso que se autodenomina la «izquierda» mexicana, de manera especial protegiendo a Andrés Manuel López Obrador.
Pero esa fue una percepción mía, que no podía ir más allá de eso. Tengo claro que Proceso ha ganado su fama construyendo una sólida línea editorial que denuncia y desenmascara los abusos del poder en México. Cualquier lector de Proceso lo sabe, y no espera encontrar contrapesos informativos. Yo simplemente decidí que quería leer otro tipo de información, más plural y abierta a otras voces y denuncia de otro tipo de abusos.
Esto es distinto. Es claro que el plagio, la deshonestidad es del P. Goyo. Pero si Proceso recibe la denuncia del mismo, no puede quedarse de brazos cruzados, e ignorar el hecho ya sea porque el autor verdadero es un joven estudiante desconocido, ya sea por la relevancia que el P. Goyo tiene en una de las causas con las que suele simpatizar Proceso.
Desde ayer respondí directamente al community manager de Proceso, denunciando el plagio del clérigo michoacano. No he recibido respuesta, ni espero recibirla. Así que creo pertinente llevar este caso a la blogósfera con la esperanza de que hoy se un día bueno, y este plagio no quede impune. Que el P. Goyo quede en evidencia, al menos entre aquellos que dedicamos algo de nuestro tiempo a compartir gratuitamente ideas y convicciones. Al compartir este texto le echarás una mano a una causa pequeñita, pero ayudarás a exhibir una gran canallada.

P.D. El día de ayer, el informativo digital tapatío Proyecto10 (@ProyectoDiez) publicó la misma carta. Citó correctamente a Rubén Nava como el autor legítimo. Felicidades. Me pregunto si por ese medio le llegó el texto al Padre Goyo…