El control de la pandemia: el único tema.

Cualquiera nos podemos contagiar, pero a sabiendas de las posiciones ambiguas de este científico renegado, y su comportamiento en las playas de Zipolite, a mí lo que me genera es la certeza de que quien nos debía llevar a puerto seguro en medio de la tormenta, cayó por covidiota.

Todos los días caemos redonditos en la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador. Pocas personas creen todavía el cuento infantil de que las mañaneras son un ejercicio de comunicación circular, pues es el presidente jamás ha enfrentado una pregunta incómoda. Ni una sola. Hoy es claro que cuando surge algún tema que contradice la imagen de su gobierno, evade la pregunta, da clases de historia (de secundaria) o se lanza con todo contra los medios que considera conservadores, fifís, adversarios, o todo a la vez. De esta manera, hemos vivido ya once meses de confinamiento a causa de un manejo desastroso de la pandemia por COVID-19, sin que en ningún momento se haya podido siquiera considerar un cambio de estrategia.

Y este debería ser el tema principal de la agenda pública: la solución de la pandemia. El día de ayer llegamos a la cifra simbólica de 180 mil fallecidos, según las cifras oficiales. En julio del año pasado, con la misma soberbia con la que sigue enfrentando la tragedia, Hugo López Gatell (nuestro zar antipandemia… ¡nos alcanzó nuestra revolución de octubre!) anunció que el total de muertes esperadas por esta pandemia serían de 30 mil fallecidos, y en un escenario muy catastrófico, 60 mil muertes. Bueno, llegamos a 3 escenarios catastróficos, conscientes de que el subregistro nos proyecta a un número entre las 360 mil y 450 mil muertes. Una tragedia que sólo conocieron aquellos de nuestros viejos que vivieron la Revolución Mexicana, por allá de 1910.

Si desde el principio de la pandemia la estrategia del gobierno federal fue sentarse a esperar la «inmunidad de rebaño», culpando a los muertos de su trágica suerte, el día de hoy, después de tantas historias truncas, uno esperaría al menos un poco de empatía de parte de nuestras autoridades. El sábado pasado, el mismísimo López Gatell anunció estar contagiado de esta enfermedad. Como el presidente, su privilegio le permitirá supervisión, oxígeno, atención y hasta tratamientos experimentales. Suerte que no tienen la mayoría de los contagiados en este país. Cualquiera nos podemos contagiar, pero a sabiendas de las posiciones ambiguas de este científico renegado, y su comportamiento en las playas de Zipolite, a mí lo que me genera es la certeza de que quien nos debía llevar a puerto seguro en medio de la tormenta, cayó por covidiota.

El destino quiso que mi confinamiento por COVID estuviera completamente sincronizado con el del presidente de México. Cruel coincidencia. Una vez que fui dado de alta, experimento un estado de ánimo permanente: un temor profundo a contagiar a las personas con las que tengo contacto y, especialmente, a mi familia. He conseguido nuevos cubrebocas, y cuando voy al súper procuro usar el doble cubrebocas. Sí, por mi propia protección (no quiero ser un caso de recontagio), pero también para proteger a los demás. Mi cuarentena la viví solo en una casa prestada, y recuerdo la angustia que experimenté al recibir un encargo de medicamentos, ante la posibilidad de contagiar a un repartidor quien, seguramente, no tendría la misma facilidad que yo para dejar de ir al trabajo durante dos semanas. Por su parte, el presidente solo pudo exasperarse ante la pregunta de si iba a usar el cubrebocas. Para alguien que ha centrado su proyecto en sí mismo, la empatía es solo una palabra rimbombante. Una tragedia.

Y esto porque, aparejada al temor de perder la vida ante este cruel virus, está la profunda crisis económica en la que se encuentra todo el país, con la misma falta de empatía del presidente de la república. Mientras la mayor parte de los países dedicaron una parte considerable de sus presupuestos a apoyar a la población y cuidar los empleos, el presidente de México, con crueldad neroniana, se dedicó a ver el desplome económico del país, mientras nos cantaba canciones de corrupción, soberanía eléctrica y aeropuertos disfuncionales. Como mi repartidor de medicinas, la mayor parte de los mexicanos no pueden seguir encerrados sin arriesgarse a morir de hambre, literalmente.

Por esto, debemos dejar de caer en el juego del presidente, y regresarlo todos los días a una sola exigencia: una estrategia pública, viable y eficaz para disminuir el número de muertes y contagios en el país. De eso depende todo lo demás, pues la reactivación de la economía requiere de la posibilidad de regresar a escuelas y espacios de trabajo con seguridad, sin el temor permanente de ser parte de las trágicas estadísticas que se recitan en el pregón vespertina.

Ha iniciado, supuestamente, la etapa de la vacunación masiva. Exijamos, todos los días, la compra de vacunas y su aplicación de la manera más eficaz. Y cuando el presidente intente distraernos, regresemos a este tema fundamental. Y cuando el presidente nos dedique un «Ya chole», sigamos. El presidente, y su gobierno, está para atender las necesidades de los ciudadanos. No al revés.

Tumbar a Salgado Macedonio

No debería ser un misterio para nadie que, contra viento y marea, Félix Salgado Macedonio avence en su aspiración de gobernar el estado de Guerrero con todo el apoyo de Morena y del presdiente Andrés Manuel López Obrador, que para efectos prácticos son lo mismo.

Con dos procesos «abiertos» (bloqueados gracias a su enorme influencia en Guerrero) por violación, es indignante que en la mañanera el presidente López ignore el reclamo de víctimas y mujeres -de su partido y ajenas a él- para descartar las acusaciones porque estamos en temporada de elecciones. ¡Vaya sinvergüenza!

Hasta el momento, los reclamos de las feministas de Morena (han demostrado ser más pose que activistas) ha sido menos que tibia, expresando su perplejidad y amagando con dejar el partido. Pero como decían en el viejo PRI, saben que vivir fuera del presupuesto es vivir fuera del error.

Sostengo que no es con desplegados (¿dónde están los que la semana pasada criticaron a los «abajofirmantes»?), sino con presión política como las mujeres de Morena pueden evitar que un violador sea gobernador.

Pase y vea. Y si está de acuerdo, comparta con sus amigos y amigas.

Tumbar a Salgado Macedonio: https://youtube.com/playlist?list=PLcJDjb4kc1y8xbdYbLDXCZN8dt457HTwn

Un idiota suicida.

ARCHIVO CONFIDENCIAL– Viene purga de AMLO de jefes militares
Foto: ehui.com

Los antiguos griegos utilizaron la palabra «idiota» para describir a aquellas personas que, sujetas a un egoísmo profundo, eran incapaces de interesarse y participar en los asuntos públicos. Con el paso del tiempo, el vocablo se ha transformado para referirnos a ignorantes, incapaces o carentes de educación. Esta palabra me resulta muy útil, a todo lo largo de su recorrido etimológico, para definir al presidente López Obrador. Tanto sus acciones como sus palabras a lo largo de la cruel pandemia que sufrimos lo muestran como un narcisista ocupado solo de su popularidad y sus réditos políticos, ignorante o -lo que es peor- criminalmente irresponsable, día tras día anuncia la victoria frente al virus y abre un hombre de paja nuevo para tratar de adueñarse de la conversación pública.

En su desesperada carrera por no perder el control de la narrativa ha perpetrado -para beneplácito de los historiadores del presente y el futuro- una larga lista de idioteces que, lamentablemente, son aplaudidas por una sólida base de homónimos suyos que han renunciado gozosamente a cualquier calistenia neuronal para adherirse religiosamente al culto del virrey que se pasea en cueros del Zócalo a la Alameda Central. (Es metáfora, zafios. Ya los leo señalándome que a duras penas se mueve para macanear, el prócer…). Algunos ejemplos son la célebre «Rifa – no rifa del avión- no avión», las cartas solicitando a monarcas europeos que se disculpen por los excesos de nuestros antepasados, la tecnología trapiche y los amoríos de don Benito Juárez con la esposa de Porifirio Díaz. N’hombre, ¡un genio!, como diría un clásico de cuyo nombre no quiero acordarme.

«Stupid is as stupid does», como decía el gran Forrest Gump. Una clase de idiota completamente distinto.

Fotograma: Forrest Gump (1994)

El problema es que en el repertorio del presidente hay idioteces que no son inocentes, sino peligrosas y suicidas. No me voy a referir en este momento al manejo de la pandemia, que en tiempos menos polarizados será juzgado como crimen de lesa humanidad. Me refiero a la combinación de dos de las transformaciones más profundas que ha impulsado nuestro Gandhi de Macuspana: el debilitamiento del gobierno y la militarización del país.

Bajo la premisa -idiota- de la austeridad republicana, López Obrador ha debilitado a secretarías de gobierno, instituciones del Estado, universidades públicas, a la promoción de la cultura y al aparato de investigación científica del país. La política -idiota- de que «nadie puede ganar más que el presidente» ha tenido como consecuencia una sangría lamentable de talento, pues muchos burócratas de carrera han optado por aprovechar su experiencia en el sector privado. Aunque el aparato de propaganda de la autodenominada 4T no lo quiera reconocer, el gobierno de hoy es todavía más débil que el de la larga noche neoliberal. Nos amaneció nublado, pues.

Pero a esto hay que sumarle la idiotez más peligrosa de todas, que es la militarización del gobierno. Después de la exoneración «fas tras» del General Cienfuegos por parte de la fiscalía autónoma de Gertz – Manero (es un decir), muchos lopezobradoristas de Polanco, finalmente, se quedaron con un palmo de narices. La revolución de la esperanza viene toda verde olivo para esta primavera. Hoy, los militares construyen aeropuertos y trenes, administran puertos y aduanas, se encargan de la seguridad pública, reparten vacunas y, en un descuido se ponen a pintar las bardas para las campañas de los diputados de Morena.

Todo es jajajá hasta que empieza a pensar uno en el escenario de una presidencia unipersonal, como la de Obrador, desgastada por la combinación de golpes pandemia-crisis económica. El presidente ha decidido ser el alfa y omega de todo lo que pasa hoy en el país. Y sin fusibles entre las ineludibles crisis de gobierno y él, la cosa se puede poner muy fea si la curva de muertos y desempleados sigue sin aplanarse durante todo el 2021. Imagine un escenario de un gobierno debilitado porque el merolico en jefe perdió el «punch», y la única institución eficiente, que además ha salido a tapar todos los baches de la república, es el ejército. Imagine un escenario en el que las masas consideran que estos no eran tan diferentes a los anteriores, y que sólo los militares hacen bien su trabajo.

Idiota y suicida. Uno que nos puede suicidar a todos.

¡Gulp!

Toma todo.

El proceso para la elección de la dirigencia nacional de Morena es una tragedia interpretada con el guión de una comedia de enredos. Los protagonistas se dan hasta con las sillas (literalmente), el presidente se mantiene al margen pero indica que se haga una encuesta, el Tribunal Electoral lo acepta a lo tonto y le manda la papa caliente al IFE. Surgen candidatos de corazón desinteresado de debajo de las piedras, que luego se inconforman cuando descubren que tener seguidores en Twitter no es lo mismo que ser el favorito de las masas. En la emisión de esta semana, vimos cómo se filtró un proyecto del Tribunal Electoral, convertido en bufón nacional, proponía cancelar el proceso que antes ordenaron, pero, descubierta la maniobra, reculó sin elegancia, y dijo que serenos morenos, y van con su encuesta, que al cabo que la pidió el presidente.

Todo esto sería muy divertido si no tuviéramos que responder la pregunta fundamental de la política: ¿quién gana con este desmorene? Porque aunque este desorden no necesariamente sea manifestación de una maniobra planeada, siempre (¡SIEMPRE!) hay alguien buscando sacar beneficio, tanto del orden como del caos que, en este caso, es de proporciones antediluvianas.

¿Gana la oposición con este desorden? No. Ni en pensamiento, palabra, obra ni omisión. Además de haber sido atropellados por la danza de la morena en 2018, contra toda «lógica», el nuevo partidote del presidente sigue ganando puntos en las preferencias de cara a la elección intermedia de 2021. Sombrío panorama, porque quiere decir que el «pueblo bueno» (whatever that means) votará por cualquier esperpento que logre una candidatura guinda al congreso, alcaldía o gubernatura, así hayan surgido del método de la «encuesta digital» que le gusta al presidente (lo que diga mi dedito).

En realidad, quien gana todas las canicas, una vez más, con el desorden morenista, es el presidente López. A muchos les causa extrañeza la inacción de éste al ver el caos en su partido, porque imaginan que en las matemáticas obradoristas (es una metáfora) requieren el apoyo de un partido para llevar a cabo su proyecto de regeneración nacional (mismo que al día de hoy se reduce a un pasquín). Es importante asumir que López no puede sacar cuentas, pero es un gran calculador. Cometemos un error grave cuando queremos interpretar las acciones de gobierno de AMLO (todos los derechos reservados) bajo la lógica de las reglas democráticas, cuando todos los días nos manda claras señales de que para él, el pueblo está hasta por encima de la democracia. Y el pueblo es él.

Las facciones en disputa por Morena no están pensando en el futuro del partido, ni en el servicio a la nación. Es evidente que apuestan a la sucesión presidencial, mientras el líder supremo piensa, exactamente, en lo contrario. López, a lo largo de su carrera política, ha sido el gran cosechador del caos. Lo siembra, lo promueve y se queda con los mayores dividendos. Su llegada a la silla presidencial se funda en una notable capacidad de empujar grupos y organizaciones hacia el caos, para tirar al niño de la democracia junto con las aguas sucias del sistema de partidos.

El caos en Morena profundiza la decepción ciudadana en la alternativa partidista, mientras que el presidente pinta su raya. Al permitir que las tribus-no tribus morenistas se destrocen en público, neutraliza cualquier figura al interior de su propio partido que pudiese construir imagen y discurso de cara a la sucesión de 2024. La oposición está moralmente derrotada, y Morena no es opción. Así, López queda como la única figura disponible para dirigir los destinos de la patria.

Si algo hemos aprendido en estos dos años, es que López hace lo que dice. En medio del caos morenista, no hay ni un político, ni un secretario de estado cuya voz se aproxime siquiera al volumen del merolico madrugador. Y López dice con demasiada frecuencia que es un demócrata, y que él se irá «a menos que el pueblo le pida que se quede». Demasiada explicación de un tema que es tabú en México. Ahí están los avisos. Si Morena se destroza por las ambiciones de la sucesión, López Obrador sienta las bases de todo lo contrario: su permanencia en la silla del águila. La perinola con la que AMLO decide todas sus acciones tiene una sola leyenda en todas sus caras: toma todo.

Quien tenga oídos para oir, que oiga.

Más Latin.us, menos Polemón.

Loret de Mola y Brozo 'acudieron' a la mañanera y se burlaron de ella:  "¿Cuántas mentiras no se han dicho en este lugar?"
Fotografía: Yahoo Noticias. Bueno, Yahoo Noticias la tomó de Latin.Us

Desde el momento en que inicia el sketch, el «atrevimiento» sorprende, cautiva y dispone al espectador a seguirse de frente. El escenario del Salón Tesorería del Palacio Nacional, sede de las inefables «mañaneras» del presidente López Obrador se encuentra prácticamente vacío, salvo por Víctor Trujillo, caracterizado como «Brozo», su personaje más famoso. La cámara juega con diferentes planos, mientras el payaso tenebroso empieza a bailar sobre el primer estrado de la nación. La introducción dura apenas unos segundos, para dar entrada, desde el extremo derecho del plano general, Carlos Loret de Mola, el periodista estandarte del sitio Latin.us, cuya irrupción en el espacio informativo del país ha resultado novedoso y la piedra más molesta en el zapato del régimen cuatroteísta.

Ambos se ven perfectamente cómodos a cuadro. Parece que chacotean, pero en realidad están ejecutando un género televisivo complicadísimo: la sátira política. La dominan tan bien que es imposible decir quién de los dos está conduciendo el clip, y quién está haciendo el papel de patiño. Uno comparte algunos datos, y el otro los transforma en bromas. Luego, el otro editorializa brevemente, para que el de enfrente responda con sarcasmos y agudos señalamientos.

No conformes con ello, deciden invadir la mismísima cancha del presidente, que es el lenguaje simbólico. Para este momento ya están desatados, y empiezan a desmontar el significado simbólico de la farsa que se representa cada mañana ahí: sillas vacías, cubrebocas, pollitos de hule, y hasta un detalle tan irónico y sutil, que merece por sí solo un Emmy. Brozo que, al igual que Batman, es él mismo un símbolo, rebasa el lenguaje estudiadamente populachero de López, para empezar a tirar vigas a diestro y siniestro, como lo hace cualquier hijo de vecino. Si aún no lo ha visto, no deje de hacerlo. Para reir, ¡por supuesto! Pero, analizándolo a fondo, resulta una joya.

Conforme avanzaron las horas, el clip de video empezó a acumular vistas y «likes» en YouTube. De forma simultánea, empezó también a crecer un polémica inducida, aparentemente, por adeptos del régimen indigestos por la goliza que ambos comunicadores le acababan de anotar al presidente. Como resulta prácticamente imposible rebatir cifras y argumentos, la shitstorm se concentró en la «profanación» del santuario del pontífice. Hasta que Jorge Gómez Naredo, director de la autodenominada Revista Polemón (en realidad es un pasquín dedicado a alabar acríticamente a López Obrador) descubrió el agua tibia: ¡el sketch era un montaje!

Como lo describió @embolicat en un hilo, dentro de su cuenta de Twitter, el equipo de producción de latin.us hizo un gran trabajo para reproducir con gran fidelidad la escenografía de la mañanera. (Lean el hilo: al final descubrirán una monedita dorada dejada por el equipo de producción, exquisita). Y estoy seguro que Gómez Naredo quiso responder a la ironía con ironía, señalando la presunta participación de Loret de Mola en el montaje del célebre caso Vallarta-Cassez. Sin embargo, las tendencias en la red del pajarito siguieron aplaudiendo a la dupla Trujillo-Loret, y de paso se divirtieron un rato a costillas del autodenominado polemista pro4T.

¿Por qué pasa esto? El día de hoy, y después de un torpe intento del presidente por revertir la corriente de opinión tuitera (¿no les intriga por qué le afecta tanto lo que pase en Twitter?), las tendencias siguen apoyando con fuerza este ejercicio de humor y crítica, a pesar de los esfuerzos que coordina la red AMLOve, como ha documentado Signa Lab. La respuesta es muy sencilla: frente a la solemne arrogancia en la que se han envuelto el presidente y sus seguidores, el común de las personas prefiere la irreverencia y el humor.

No es posible asegurar nada. Pero este sketch consiguió abrir una grieta en los pies de barro de la popularidad presidencial, que podría crecer hasta destruirla. El humor y el poder nunca están del mismo lado. Aquél es un arma incruenta que revela la naturaleza del segundo, y vuelve a convertir en humanos a quienes desean ser como dioses. Porque los comunes se deleitan riéndose de la fatuidad y soberbia de los poderosos. Como en el cuento de Hans-Christian Andersen, la multitud suelta la despiadada carcajada cuando un niño señala que el emperador va desnudo. El humor es el dedo de ese niño, capaz de despertar a una sociedad sometida o apabullada de su letargo.

Por su parte, quienes se empeñan en defender a al poderoso se vuelven pedantes propagandistas, que pretender dar lecciones trepados en un ladrillo de autoridad moral. Así se han vuelto irrelevantes muchos comunicadores que antes fueron fieros denunciantes de los atropellos del poder, pero que por identificarse con «la causa», hoy no dicen ni Pío. Enfermos de hubris, echan maromas para desviar la atención de los yerros del presidente, pero solo consiguen ridiculizarse a sí mismos. Por esta razón, la audiencia prefiere más Latin.Us y menos Polemón.

Juan Pueblo ni lee las columnas de opinión, ni sigue los programas de debate entre expertos en política. Pero, no lo dude, estará atento para ver el próximo sketch del dueto del momento. Al menos durante toda esta semana, el payaso y el periodista le sacaron el «detente» al presidente.

@ppbustamante

Preguntas frecuentes sobre la educación privada.

Como director, soy testigo de los golpes despiadados con que la crisis económica ha golpeado a las escuelas privadas desde que todos tuvimos que confinarnos para hacer frente a la pandemia de COVID-19.

A unos pocos días del inicio del nuevo ciclo escolar es preocupante ver cómo crece una corriente de opinión que señala a la educación privada como enemigo de las familias, en medio de la crisis. Por supuesto que en medio de lo inédito de esta situación todos quisiéramos reducir nuestros gastos. Pero también es cierto que tenemos diferentes medidas para juzgar nuestras compras. Por ejemplo, todos estamos de acuerdo en que quisiéramos una exención de impuestos, no sólo durante la pandemia, sino para toda la vida. Pero, por otra parte, todos vimos las escenas de compatriotas comprando dos o tres cartones de cerveza después de que se volvió a abrir la producción nacional. Prioridades, pues.

Si bien es comprensible la preocupación que genera el pago de las colegiaturas, creo importante valorar con justicia la tarea que enfrenta la educación privada a partir del próximo lunes 24 de agosto, así como su relevancia para las familias mexicanas. Para ello, quiero responder a tres preguntas que he escuchado mucho últimamente en mi oficina.

¿Da lo mismo que mi hijo estudie en cualquier escuela mientras las clases sean en línea?

No. Como siempre, cada escuela genera una oferta educativa diferente. Las escuelas públicas, por determinación del gobierno federal, apostarán por una «educación bancaria», término utilizado por Paulo Freire para describir a la escuela en la que el papel del maestro es «transmitir» conocimientos, y el del estudiante es ser un recipiente pasivo que será llenado por la sapiencia docente. La elección de un medio de comunicación de gran alcance a nivel nacional sacrifica la dimensión social del aprendizaje, relegando la mediación docente, la convivencia, el aprendizaje social, el diálogo, etc.

Pero también entre escuelas particulares habrá diferencias. Desde el pasado 16 de marzo, los colegios empezamos un proceso de adaptación que inició como una respuesta a la emergencia, que se fue transformando en una comprensión más profunda de las herramientas de la educación a distancia. (Es justo decir que muchas escuelas oficiales también recorrieron esta ruta, a la que renunció la SEP). Y cada colegio, desde sus propios valores, corrientes, metodologías y posibilidades ha diseñado propuestas específicas. Así, dentro de semana y media, se desplegará un abanico amplio de ofertas: algunas basadas en las plataformas tecnológicas, apostando por la autonomía de los estudiantes; otras fundadas en la mediación posible en línea y la socialización del aprendizaje. El éxito de cada oferta educativa también dependerá de los apoyos (humanos y tecnológicos) que cada escuela pueda desplegar para apoyar a niños y padres de familia durante los meses que restan de confinamiento.

Tomar decisiones pensando -sin algo de análisis- que mientras dure el periodo de aprendizaje en línea da lo mismo estudiar donde sea, puede ser una decisión costosa en el futuro.

¿Y si hacemos «homeschooling»?

Para empezar, el «homeschooling», o mejor dicho «escuela en casa» no es una modalidad reconocida como parte del Sistema Educativo Mexicano. Traduzco: la SEP no emite ni reconoce certificados de aprendizaje en casa (el art. 10 de la Ley General de Educación establece los componentes del Sistema Eduactivo Mexicano) Las familias que en nuestro país optan por esta modalidad se ven en la necesidad de pagar (no, no es gratis) al menos un trámite de reconocimiento de estudios generado por instituciones educativas en el extranjero, generalmente norteamericanas. Esta sería la opción de corto y mediano plazo. El riesgo es que si las escuelas empiezan a trabajar presencialmente, digamos, en enero, será difícil obtener estos reconocimientos. Conozco de cerca un caso en el que el mentado papel de la escuela norteamericana generó una confusión con su revalidación que puso a una muchachita en riesgo de perder no solo uno, sino dos ciclos escolares.

Pero hay otra problemática: el homeschooling requiere de preparación, organización, disciplina, didáctica, pedagogía, y paciencia. Y si bien es posible contratar a alguna maestra para dirigir el aprendizaje de un grupo de niños, la falta de la estructura escolar representa un reto para asegurar avances y aprendizajes al mismo ritmo que lo hace la escuela formal. Y, pongámonos a pensar, ¿qué garantías de seguridad y salud ofrece esta modalidad a un grupo de niños que están haciendo homeschooling precisamente por una emergencia sanitaria?

¿Por qué apostar por la educación de mis hijos en medio de una crisis económica?

Todos buscamos la forma de darle valor a las cosas en las que gastamos nuestro dinero. Es fácil determinar si una computadora fue una buena compra, porque puedo evaluar su desempeño, la duración de su batería y su rapidez, entre otros atributos. Sin embargo, cuando compré un paquete de vacaciones, necesito hacer un balance entre el cuarto donde fui hospedado y, por ejemplo, qué tan bien lo pasaron los miembros de mi familia.

En educación vendemos intangibles. Yo, a lo largo de más de veinte años de carrera, me he convencido que una escuela vende una promesa: cuando tu hijo necesite enfrentarse a los retos de su vida adulta, tomando sus propias decisiones y buscando construir, de manera autónoma, su propio proyecto de vida, el aporte de mi institución educativa será crucial para que lo haga, al mismo tiempo, con éxito y felicidad. Esto debe traducirse en concretos relacionados con un servicio de calidad, visibilidad de aprendizajes en los alumnos y, muy importante, su gusto por pertenecer a su colegio.

En este momento la educación se está transformando profundamente en todo el planeta. Cuando la tormenta de la pandemia amaine (lo hará), nos encontraremos saliendo de nuestras casas a un mundo diferente al que dejamos atrás en 2019. Descubriremos que las tecnologías para la información y la comunicación (TIC) serán imprescindibles en todos los ámbitos de la sociedad y la economía. Pero también descubriremos que serán necesarias nuevas habilidades, no sólo para aprender, sino para construir las relaciones sociales. Este periodo de aprendizaje en línea está formando, intensiva y simultáneamente, a los estudiantes del 2021 y a los profesionistas de la próxima década.

La capacidad para sostener esfuerzos, la organización personal, la resiliencia ante las frustraciones del trabajo en línea, la resolución de los conflictos, la investigación guiada y validada por el docente, el goce de los éxitos, las nuevas formas de convivencia, el trabajo en equipo, y muchas habilidades más se constituirán inexorablemente, en las cualidades que requerirán nuestros hijos para convertirse en profesionistas, emprendedores, científicos… ciudadanos.

En medio de la crisis económica y de salud se trata menos de ahorrar todo lo que se pueda, y más de priorizar el uso que damos a nuestros mermados ingresos. No dudemos invertir en la educación. Es un momento excepcional para hacerlo.

¿Quieres conocer una escuela? Revisa sus baños.

La herramienta de mapas de Google ahora te ayudará a encontrar baños limpios en tu ciudad
Foto: larepublica.pe

La idea, por supuesto, no es mía. Es del hermano lasallista Felipe Pérez Gavilán, de quien tuve el honor de ser alumno durante mis estudios en la licenciatura en Ciencias de la Educación, en la ciudad de Monterrey. En aquellos entonces, mi comprensión de la afirmación era tan limitada como mi experiencia real en el campo educativo, y durante muchos años representó para mí un aforismo ingenioso que describía la capacidad de la escuela para que sus conserjes tuvieran baños relucientes como prioridad.

Empecé a comprenderlo mejor unos cuantos días después de convertirme en director de una escuela secundaria. Los baños estaban justo al lado de mi oficina, por lo que tenía muchas oportunidades para visitarlos durante el día. Así, casi de inmediato, descubrí que entre mis alumnos había algunos artistas plásticos en potencia que, junto con el sector de la acción poética de la secu, buscaban desarrollar su arte en los mosaicos y puertas de los baños. Todo a un nivel entre vulgar y rupestre, pero definitivamente con futuro en el mundo del arte y la comunicación.

Sin embargo, era mi obligación recordarles pautas reglamentarias tanto como orientarlos hacia el uso de lienzos más dignos. Como todo educador sabe, la mejor manera de extinguir una conducta inadecuada es conseguir que el o los responsables experimenten una consecuencia inmediata, relacionada directamente con la naturaleza y gravedad de la falta. Es decir, si algún chamaco trae un chicle en clase, lo más sensato es pedirle, con firmeza pero sin aspavientos que, tire su chicle a la basura, envuelto en algún papelito. Y nunca jamás un chicle debería ser causa de una suspensión, por ejemplo. Con esta consigna en la cabeza, me di a la tarea de visitar salones para explicarles lo importante que era mantener los baños y el resto del edificio en buenas condiciones en beneficio de todos, y que si alguien reconocía haber escrito consignas revolucionarias en las paredes del baño, agradecería mucho me visitara en la dirección.

Por supuesto, nadie me visitó con ese propósito en la oficina. Y, claro está, siguieron apareciendo dibujos de partes muy específicas de la anatomía masculina, seguramente motivo de mucho interés para algunos de mis alumnos en el despertar de su adolescencia. Así que decidí complementar mi estrategia pidiéndole a la señora encargada de la limpieza de los baños que antes de limpiar dibujos y rayones, me avisara, para estar al pendiente. Dibujos y rayones continuaron apareciendo, haciéndome evidente que la famosa estrategia del aeropuerto era insuficiente para controlar adolescentes apasionados por la vertiente anónima y grotesca de la comunicación.

Resultado de imagen para cerrado por mantenimientoAsí que se me vino a la mente una estrategia más atrevida. Imprimí un cartelito, lo enmiqué, y al momento en que la señora de la limpieza me reportó la aparición de una nueva obra de arte que haría sonrojarse al mismísimo Marqués de Sade, cerré la puerta del baño con llave y colgué de la puerta el cartelito de marras, que decía: «Cerrado por vandalismo. Disculpa las molestias que esto te ocasione.» Indiqué a mi aliada en la cruzada por los baños pulcros que limpiara, como antes, el ingenioso grabado, pero que mantuviera los baños cerrados hasta el día siguiente.

Reconozco que la medida hacía que pagaran justos por pecadores. Todos los chicos que recibían el llamado a colaborar con el ciclo del agua en el planeta tenían que bajar dos pisos para ir a los baños del patio de recreos. Ahora sí recibí visitas múltiples relacionadas con el tema. Ninguna para decir «yo soy el que busca señor, director; no castigue a los demás por mi culpa». Al principio eran chamacos que me preguntaban por qué cerraba, y si ya sabía quién había rayado los baños. Salían con una sonrisa pícara de mi oficina cuando recibían en mi respuesta la confirmación de que el artista, de quien ellos conocían identidad, salón, escritorio exacto y gustos personales, aún no había sido identificado.

Conforme la medida se repetía, las sonrisas se fueron transformando en fastidio, y en reclamos (pienso que justificados) del por qué debían pagar todos por la falta de uno. A lo que yo respondía que también era derecho de todos disfrutar de baños funcionales y limpios, así como era derecho de la señora del limpieza concretarse al trabajo ordinario en los baños, y no perder tiempo removiendo marcadores indelebles. Haciendo uso de  mi autoridad me sostuve en la medida.

Unas cuantas semanas después, y de manera casi imperceptible para todos en la secu, dejaron de aparecer las pintas en los baños y, por ende, permanecieron abiertos para todos los estudiantes. Aunque conseguí tener sospechas bien fundadas acerca de la identidad del publicista de water, jamás tuve la evidencia suficiente como para imponerle la sanción reglamentaria. Sin embargo, supe que sus compañeros, al principio divertidos por mi infructuosa cacería, terminaron por censurarlo y exigirle dejar de causar el perjuicio molesto que tenían que padecer cada que aparecía el cartelito de «cerrado por vandalismo».

A partir de ese momento, y durante unos 8 años, fue relativamente sencillo mantener los baños de la secundaria con los muros limpios y libres de graffiti.

Esta experiencia me vino a la mente al visitar hoy los baños de otra institución educativa. Y si bien no hay graffitis ni groserías en los mosaicos del baño, me resultó evidente el descuido y la falta de limpieza. Recordé al hermano Felipe y su aforismo. Una escuela se conoce por sus baños porque estos permiten evaluar el impacto de muchos de los esfuerzos educativos de aquélla.

Los baños reflejan la forma en que cada uno de sus usuarios se considera parte de una comunidad. Hablan de la forma en que cada individuo considera el derecho del otro a un espacio limpio y agradable. Habla del trato que hay entre estudiantes y maestros, del clima escolar en general. Demuestran la capacidad de una institución educativa para formar sujetos autorregulados, al ser un espacio íntimo que escapa, por necesidad, del toda supervisión. Y hablan también del impacto de tareas formativas como el autocuidado, higiene, cultura sustentable, etc. Y, cuando los baños están rayados, también hablan del éxito de esa escuela en la enseñanza de la ortografía.

Así que si usted está buscando escuela para sus hijos, no olvide echarle un ojo a los baños. Y si usted trabaja en una escuela, échele un ojo a conciencia para identificar esos retos cotidianos que hacen tan entrañable el trabajo educativo.

Menos AMLOs, más Kumamotos.

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Fotos: progresohoy.com y vanguardia.com.mx

Las mejores historias se llevaron a cabo bajo las circunstancias más adversas. Justo en el momento en el que la fe en la democracia y las instituciones del Estado mexicano es un socavón entre los ciudadanos de a pie, la noticia del aval de la Suprema Corte a la iniciativa #SinVotoNoHayDinero llega como una brisa de esperanza. En primer lugar, porque nos presenta a la Suprema Corte como un espacio -tal vez el único- independiente a las agendas de los partidos políticos, y donde el juego de pesos y contrapesos que sustentan la democracia liberal es efectivo. La hoy célebre “Ley Kumamoto” establece una forma de distribuir el presupuesto a los partidos políticos no a partir del total del padrón electoral, sino con base en la cantidad de ciudadanos que hayan votado en el proceso electoral en nuestro estado. Expliquémoslo con un poco más de detalle.

No hay texto alternativo automático disponible.
Fuente: wikipolitica.mx

Hasta el día de hoy, el monto del financiamiento de INE a los partidos se determina aplicando la siguiente fórmula: durante el proceso electoral de 2015, había 87 millones de mexicanos en el padrón electoral nacional. Entonces se multiplicaron estos 87 millones por el 65% del salario mínimo vigente en el D.F., es decir: 87 millones x $80.04 x 0.65… Le dejo a usted la tarea de hacer la operación y descubrir el numerote resultante. Ese dinero se distribuye en un 30% por partes iguales a todos los partidos, y en un 70% de acuerdo con la cantidad del porcentaje de votos obtenidos en la elección a la cámara de diputados. En nuestro estado sólo hay que reemplazar el número de ciudadanos en el padrón local y el monto del salario mínimo de la región.

La ley #SinVotoNoHayDinero modifica los factores de la operación, basándose en la participación ciudadana durante los procesos electorales, en lugar del total del padrón. Así, el cálculo para el financiamiento de los partidos se hará a partir del total de los votos válidos al final del proceso electoral inmediato anterior.  Pongámosle números. En marzo de 2014, el padrón electoral de Jalisco era de 5 millones 900 mil ciudadanos, pero llegaron a la lista nominal (aquellos que recogieron a tiempo su credencial del INE y estaban listos para salir a votar) solo 5 millones 75 mil. Sigamos restando. El día de la elección se registraron 2 millones 900 mil votos, de los cuales 2 millones 820 mil fueron votos válidos. Aproximadamente, un 3% de los votos fueron nulos. El financiamiento local para los partidos, entonces, deberá establecerse a partir de los 2.82 millones de votos válidos, y no a partir de los 5.9 millones registrados en el padrón. El ahorro será considerable. Aplique la fórmula y compare. Será una información grata.

La lógica de esta iniciativa es que los partidos políticos son entes de interés público, y como tales, deben ser evaluados conforme al vínculo que logren generar con las necesidades de la ciudadanía. La hipótesis es que si los ciudadanos reconocen sus intereses en las agendas y propuestas de los partidos, se acercarán en mayor número a votar por ellos. Esto añade un contrapeso a un sistema que se comporta como bloque de piedra a la hora de defender sus ingresos, ajenos a la molestia ciudadana. Ahora, empezando por Jalisco, deberán incorporar a sus cálculos el interés de la ciudadanía. Así fue como la ley se aprobó en nuestro congreso. ¿Quieren conservar sus abultados presupuestos? Con esta ley hay que ganarlo en las calles, y no desde la comodidad de sus curules. No resulta curioso que entre los partidos que impugnaron la ley aprobada por el congreso estatal estén el Partido Verde y Nueva Alianza, partidos cascajo que han aprendido a hacer un negocio político muy jugoso administrando inteligentemente sus pequeñas cuotas de votantes. Sí llama la atención, en cambio, la impugnación de Morena, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador.

Y aquí me parece importante establecer los contrastes, con conciencia plena de que las figuras y la relevancia política de López Obrador y Pedro Kumamoto no tienen punto de comparación. No, al menos, en este momento. Pero mientras la labor del joven político jalisciense está orientada a educar, organizar y empoderar a grupos de ciudadanos, y llevar la agenda de los ciudadanos a la arena legislativa, la lógica del líder máximo del morenismo es el asalto al poder ejecutivo, para desde ahí purificar la política a partir de su voluntad única, marcada por su «honestidad valiente». En los meses que lleva convertido en figura pública, Kumamoto ha sido ejemplo de coherencia, transparencia y comunicación constante y efectiva con los ciudadanos del distrito local que representa, en el municipio de Zapopan. A lo largo de sus muchos años en la política, López Obrador ha sido siempre ejemplo de opacidad y de un sospechoso coqueteo con el autoritarismo conservador.

Es difícil determinar el futuro del joven político jalisciense. Su victoria definitiva en la corte es motivo de esperanza para muchos ciudadanos, desencantados de la democracia por la manera como se comportan todos los partidos políticos, incluido Morena, especialmente cuando se trata de defender su financiamiento con dinero de los mexicanos. Para hacer su tarea, Kumamoto ha escuchado la voz de muchos de sus representados, y ha sabido, junto con su equipo, estructurar inteligentemente una agenda para conseguir los votos necesarios en el congreso local para conseguir la aprobación de su propuesta. No es tarea menor, recordando que Kumamoto es el único diputado sin partido en el poder legislativo estatal, y no tiene nada que ofrecer a cambio más que su gran capital ético y político. López Obrador, por su parte, no suele escuchar ni críticas ni sugerencias. Su pensamiento, de corto alcance, se estructura en torno a unas cuantas ideas simples e irrefutables que convierte en artículos de fe, para generar adherentes cuya labor es reconocer el dogma dentro de su prédica. No negocia: impone o divide, identificando a sus críticos con lo que él llama la “mafia del poder”. Mafia con la que, al menos, sostiene relaciones estables, pues nunca ha abandonado el sistema que ha financiado los tres partidos a los que ha pertenecido en su carrera.

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Foto: mientrastantoenmexico.mx

Algunas personas ya empiezan a candidatear a Pedro Kumamoto para los altos cargos del país. Yo espero que se tome las cosas con calma y que, con el apoyo de su distrito electoral, haga primero una fructífera carrera legislativa local, pues en este proceso ha elegido la vía de la formación ciudadana y la organización en torno al bien común. Pienso que esa es la receta que tanto en Jalisco como en el país necesitamos para romper el círculo vicioso, antidemocrático, que administra la partidocracia mexicana. Y luego ya veremos, si  después de un tiempo el diputado Kumamoto ha mantenido el rumbo de comunicación, transparencia y honestidad que ha demostrado hasta hoy. Andrés Manual ha demostrado que no le interesa ni la comunicación, ni la educación, ni la transparencia. Solo cuenta con su imagen de político honesto y austero. Y como, en la política, la honestidad y la transparencia van de la mano, no puedo más que concederle el beneficio de la duda. De AMLO espero que termine lo más pronto posible su carrera política, y se retire a descansar a su rancho pintoresco. Como dice Jaime López, no más héroes, por favor.

La receta para el futuro de la democracia en México requiere una desintoxicación de caciques y líderes mesiánicos, y muchos más de ciudadanos responsables y participativos, actores de la construcción del bien común y de determinar el rumbo del gobierno a quien le concedió el ejercicio del poder. Menos AMLOs y más Kumamotos.

Post Data: Morena no impugnó. Este post fue publicado anoche, hacia las 10:30 p.m. Hoy por la mañana, tanto Morena como Pedro Kumamoto explicaron que no fue AMLO quien impugnó la ley #SinVotoNoHayDinero, y que fue un comunicado de la Suprema Corte la que generó el malentendido. Nobleza obliga. Pero esto hace el contraste más nítido: una evidencia genera una rectificación inmediata del joven Kumamoto. Para López Obrador, las evidencias que demuestran vicios y corrupción en Morena son solo muestra de la conspiración de la «mafia del poder» en su contra. Utilicé esta falsa impugnación como punto de partida para establecer el contraste entre ambos. Corrijo en esta postdata el señalamiento, pero sostengo el contraste. Una raya menos al tigre.

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EL NUEVO MODELO EDUCATIVO, AMENAZADO.

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Foto: SDPnoticias.com.mx

El pasado lunes 21 de agosto regresaron a las aulas más de 15 millones de niños y adolescentes en todo el país. Muchos de ellos participarán ya del pilotaje de la aplicación del Nuevo Modelo Educativo, publicado desde inicios de este año por la Secretaría de Educación Pública.  Desde hace algunos meses, varias escuelas fueron seleccionadas para operar, de manera experimental, los programas que están destinados a operar el nuevo modelo: Salud en tu escuela, Cultura en tu escuela, autonomía escolar. Continuarán fortaleciéndose otros como Escuelas al CIEN y Escuelas de tiempo completo.

Este es uno de los pasos más importantes en la implementación de la reforma Educativa del presidente Peña Nieto, parte del entonces aclamado Pacto por México, aunque hoy es víctima del descrédito del presidente y su gabinete. Y, apelando a la historia política de nuestro país, este año de pilotaje será crucial para la supervivencia de esta reforma. El periodo de vida de estos programas, por más sujetos a reforma constitucional que haya sido su origen, suele ser de seis años. Los mismos que dura el mandato del círculo del poder que los impulsa. Y es inevitable pensar que el tiempo se acaba, mientras aumenta la soledad del presidente y crece la desaprobación popular a su trabajo.

Los documentos que orientan y norman al nuevo modelo merecen la pena ser leídos íntegramente. Si bien es cierto que describen un modelo que lleva más de 15 años de retraso en su aplicación para nuestro país, también lo es que marca pautas urgentes para que la educación se convierta, finalmente, en motor de desarrollo de este país. El alma del modelo es desarrollar las competencias que nuestro mundo, inestable e impredecible, exigirá a los adultos en el futuro cercano. No se busca sólo elevar el nivel de comprensión lectora y pensamiento matemático, sino el aprendizaje de habilidades para la convivencia y destrezas para el desarrollo humano. Se pretender formar no solo una nueva generación, sino una nueva manera de “ser mexicanos” en el mundo, basado en los principios del humanismo, la ciencia, la corresponsabilidad y el desarrollo integral de cada persona.

Este modelo representa una apuesta complicada. Si el rasero para evaluar la efectividad del cambio de modelo son los niños que el lunes ingresaron a primero de primaria, habrá que esperar hasta que egresen de la preparatoria, último nivel considerado obligatorio en nuestro país. Se forma, pues, para la realidad que vivirán estos niños dentro de

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Fuente: SEP

12 años. No para la que nos toca vivir actualmente. Por ello el modelo asume la responsabilidad de que cada niño mexicano aprenda a aprender. Para conseguirlo, el texto del Nuevo Modelo hace hincapié en la creación de ambientes seguros y propicios para el aprendizaje en cada escuela, y busca alinear sus métodos y técnicas con este fin. Al mismo tiempo, busca reconocer la diversidad multicultural mexicana, y la necesidad de que, desde esa diversidad, los mexicanos del mañana se transformen en ciudadanos universales, capaces de incidir y competir en un mundo cada vez más globalizado de manera oportuna y con éxito.

Sin embargo, me da la impresión de que este Nuevo Modelo Educativo enfrenta retos demasiado grandes, que amenazan no solo su éxito, sino su implementación. El modelo requiere la participación de las familias en la planeación y toma de decisiones de las escuelas. Sin embargo, en nuestro contexto de interminable crisis económica y salarios deprimidos, son pocas las familias que encuentran tiempo suficiente para involucrarse de lleno con su escuela. Por otra parte, es evidente la necesidad de contar con un magisterio no solo competente, sino con verdaderos artistas de la pedagogía, comprometidos plenamente con su labor educativa. La realidad es que los docentes en su totalidad, no solo los que salen a las calles a manifestarse, padecen los mismos bajos salarios que el resto de los mexicanos. Así es muy difícil que cuenten con el tiempo que requiere la planeación didáctica y la evaluación personalizada que exige el Modelo.

Pero, sobre todo, la mayor dificultad es que éste es un modelo educativo para un país que México difícilmente llegará a ser si el resto de los ciudadanos no nos comprometemos con su transformación inmediata. Dolorosamente, nuestro país se caracteriza por la corrupción y por la violencia mucho más que por los atributos deseados por el Nuevo Modelo, y esto se convertirás en un contrapeso profundo para su implementación.  Al mismo tiempo, la sociedad mexicana valora poco tanto la educación como la labor magisterial. Sin olvidar ese padecimiento endémico, que amenaza con convertirse en crónico, que es la simulación, que hará que las carencias tanto físicas como pedagógicas de cientos de escuelas pasen a segundo plano, detrás de la careta de éxito simulado que tanto gusta a nuestros gobernantes, del color que estos sean.

El nuevo modelo educativo se juega la vida en los próximo doce meses. Merece que la sociedad mexicana lo acoja, lo defienda, y haga suyos sus ideales. Y, no menos importante, merece que exijamos a los gobernantes completar la parte de la plataforma de desarrollo del país que no le corresponde a la escuela.

El Peje en su laberinto.

En una de esas conversaciones domingueras, alguien me preguntaba si consideraba que Andrés Manuel López Obrador tenía (tiene) posibilidades reales de ganar la elección presidencial de 2018. Si me hicieran esa pregunta el día de hoy, mi respuesta sería la misma: por supuesto que sí, siempre y cuando no dinamite su propia campaña. En sus dos aventuras pasadas, que no son sino los primeros capítulos de esta misma aventura, fueron decisiones del mismo López Obrador las que marcaron un punto de inflexión en su camino a la presidencia. En 2006, mandando al diablo a las instituciones, y callando a la primera «chachalaca» de la nación. En 2012, al tomar decisiones soberbias y obnubiladas sobre el rumbo de una campaña que parecía alcanzar y derrotar a Enrique Peña Nieto. (Recomiendo leer la interesante crónica de aquellos días que Luis Costa Bonino, asesor de la campaña de AMLO para 2012, tiene publicada en su sitio web).

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(Foto publicada en Aristegui Noticias)

El primer strike en su camino a la silla del águila en 2018 se le acaba de contabilizar. Hoy por la mañana el periodista Carlos Loret de Mola presentó en su noticiero un video en el que una diputada local de MORENA en Veracruz, cuyo nombre es Eva Cadena, recibe de otra mujer, a quien no se le ve la cara, medio millón de pesos en efectivo que, de acuerdo con lo que se escucha en el mismo, deberían ser entregados, personalmente, al líder nacional del partido. La diputada los recibe, pregunta por una bolsita para que no se le vaya a desbalagar tanto billetote, y confirma que los entregará a López Obrador en un mitin que se realizó en Las Choapas, municipio donde era candidata a alcalde hasta el día de hoy, pues, como era de esperarse, una vez explotado el videoescándalo, decidió renunciar a su candidatura para no afectar la imagen de MORENA, que equivale a afectar la imagen de López Obrador.

La respuesta del «Peje», como su dicción, se tomó un tiempo demasiado largo para la era de las redes sociales, pero llegó en forma de lacónico tuit, y de videorespuesta. Ambos con un argumento tan conocido como la permanente campaña de Andrés Manuel por la presidencia de la república. Para el líder de MORENA, el video es la evidencia de la desesperación que la «mafia del poder» siente ante el crecimiento de su partido, y ante su inminente llegada a la presidencia. Cada vez que los escándalos de corrupción se acercan a él, su única respuesta es señalar el miedo de ricos y poderosos que quieren desprestigiarlo a él, a quien nunca se le ha podido comprobar un acto de corrupción.  Pero esta historia se ha repetido tanto, que ya suena a cuento viejo.

Para quien hace la honestidad valiente su activo político principal esta respuesta se antoja, cuando menos, insuficiente. Para mí es imposible comparar el caso de Eva Cadena con el de René Bejarano (The Lord of the Leagues): un operador político de AMLO se reúne con un empresario que entrega dinero en efectivo para apoyar a López Obrador. ¿Son ambos videos una trampa con el fin de golpear a López Obrador? Sin duda. ¿La filtración proviene de enemigos de López Obrador? Por supuesto que sí. ¿Son montajes? Aquí tendría que decir que no se puede determinar a partir de lo que se ve en el video.

Y aquí es donde el Peje empieza a trabajar en su autosabotaje. En un momento en que la opinión pública mexicana está rabiosa por la corrupción de los gobernadores priístas, y por la impunidad con la que se trata la corrupción de la clase política, no basta con que López Obrador apele a su honestidad. Ni siquiera basta con la renuncia de Eva Cadena a la candidatura de Las Choapas. López Obrador debería enviar señales claras de transparencia y rendición de cuentas a la ciudadanía. Durante muchos años el macuspano ha dicho que su gira permanente se financia con su sueldo de 50 mil pesos, pero al mismo tiempo fue renuente a presentar su declaración 3 de 3. MORENA se ha construido sobre la afirmación de no ser igual al resto de los partidos. Pero al mismo tiempo recibe por la vía de la absolución del líder a miembros renegados de todos los partidos. ¿De quiénes recibe apoyo financiero MORENA? ¿Quiénes son los empresarios que contactaron, a través de la mujer anónima, a la diputada Cadena? Una respuesta consistente con la imagen de honestidad que López Obrador quiere proyectar implicaría todo esto.

Pero no. López Obrador opta por el mito sobre la transparencia y las frases prefabricadas sobre los hechos.  Tiene toda la razón cuando señala la corrupción cínica y descarada de la clase política, pero juzga con laxitud pasmosa a los corruptos de su grupo. Y en este tipo de respuesta se asoma el personaje autoritario, autosuficiente y obsesionado con el poder de siempre. Si las elecciones fueran el día de hoy, el Peje sería sin duda el próximo presidente de México, ayudado además por la retórica nativista y antimexicana del loco de la Casa Blanca. Pero todavía falta mucho tiempo para julio de 2018. López Obrador tiene la mesa servida para ser presidente. Pero tendrá que aprender a responder al tema de la honestidad con transparencia y coherencia, y que sus desplantes de mesías ya le han costado dos elecciones.