Más Latin.us, menos Polemón.

Loret de Mola y Brozo 'acudieron' a la mañanera y se burlaron de ella:  "¿Cuántas mentiras no se han dicho en este lugar?"
Fotografía: Yahoo Noticias. Bueno, Yahoo Noticias la tomó de Latin.Us

Desde el momento en que inicia el sketch, el «atrevimiento» sorprende, cautiva y dispone al espectador a seguirse de frente. El escenario del Salón Tesorería del Palacio Nacional, sede de las inefables «mañaneras» del presidente López Obrador se encuentra prácticamente vacío, salvo por Víctor Trujillo, caracterizado como «Brozo», su personaje más famoso. La cámara juega con diferentes planos, mientras el payaso tenebroso empieza a bailar sobre el primer estrado de la nación. La introducción dura apenas unos segundos, para dar entrada, desde el extremo derecho del plano general, Carlos Loret de Mola, el periodista estandarte del sitio Latin.us, cuya irrupción en el espacio informativo del país ha resultado novedoso y la piedra más molesta en el zapato del régimen cuatroteísta.

Ambos se ven perfectamente cómodos a cuadro. Parece que chacotean, pero en realidad están ejecutando un género televisivo complicadísimo: la sátira política. La dominan tan bien que es imposible decir quién de los dos está conduciendo el clip, y quién está haciendo el papel de patiño. Uno comparte algunos datos, y el otro los transforma en bromas. Luego, el otro editorializa brevemente, para que el de enfrente responda con sarcasmos y agudos señalamientos.

No conformes con ello, deciden invadir la mismísima cancha del presidente, que es el lenguaje simbólico. Para este momento ya están desatados, y empiezan a desmontar el significado simbólico de la farsa que se representa cada mañana ahí: sillas vacías, cubrebocas, pollitos de hule, y hasta un detalle tan irónico y sutil, que merece por sí solo un Emmy. Brozo que, al igual que Batman, es él mismo un símbolo, rebasa el lenguaje estudiadamente populachero de López, para empezar a tirar vigas a diestro y siniestro, como lo hace cualquier hijo de vecino. Si aún no lo ha visto, no deje de hacerlo. Para reir, ¡por supuesto! Pero, analizándolo a fondo, resulta una joya.

Conforme avanzaron las horas, el clip de video empezó a acumular vistas y «likes» en YouTube. De forma simultánea, empezó también a crecer un polémica inducida, aparentemente, por adeptos del régimen indigestos por la goliza que ambos comunicadores le acababan de anotar al presidente. Como resulta prácticamente imposible rebatir cifras y argumentos, la shitstorm se concentró en la «profanación» del santuario del pontífice. Hasta que Jorge Gómez Naredo, director de la autodenominada Revista Polemón (en realidad es un pasquín dedicado a alabar acríticamente a López Obrador) descubrió el agua tibia: ¡el sketch era un montaje!

Como lo describió @embolicat en un hilo, dentro de su cuenta de Twitter, el equipo de producción de latin.us hizo un gran trabajo para reproducir con gran fidelidad la escenografía de la mañanera. (Lean el hilo: al final descubrirán una monedita dorada dejada por el equipo de producción, exquisita). Y estoy seguro que Gómez Naredo quiso responder a la ironía con ironía, señalando la presunta participación de Loret de Mola en el montaje del célebre caso Vallarta-Cassez. Sin embargo, las tendencias en la red del pajarito siguieron aplaudiendo a la dupla Trujillo-Loret, y de paso se divirtieron un rato a costillas del autodenominado polemista pro4T.

¿Por qué pasa esto? El día de hoy, y después de un torpe intento del presidente por revertir la corriente de opinión tuitera (¿no les intriga por qué le afecta tanto lo que pase en Twitter?), las tendencias siguen apoyando con fuerza este ejercicio de humor y crítica, a pesar de los esfuerzos que coordina la red AMLOve, como ha documentado Signa Lab. La respuesta es muy sencilla: frente a la solemne arrogancia en la que se han envuelto el presidente y sus seguidores, el común de las personas prefiere la irreverencia y el humor.

No es posible asegurar nada. Pero este sketch consiguió abrir una grieta en los pies de barro de la popularidad presidencial, que podría crecer hasta destruirla. El humor y el poder nunca están del mismo lado. Aquél es un arma incruenta que revela la naturaleza del segundo, y vuelve a convertir en humanos a quienes desean ser como dioses. Porque los comunes se deleitan riéndose de la fatuidad y soberbia de los poderosos. Como en el cuento de Hans-Christian Andersen, la multitud suelta la despiadada carcajada cuando un niño señala que el emperador va desnudo. El humor es el dedo de ese niño, capaz de despertar a una sociedad sometida o apabullada de su letargo.

Por su parte, quienes se empeñan en defender a al poderoso se vuelven pedantes propagandistas, que pretender dar lecciones trepados en un ladrillo de autoridad moral. Así se han vuelto irrelevantes muchos comunicadores que antes fueron fieros denunciantes de los atropellos del poder, pero que por identificarse con «la causa», hoy no dicen ni Pío. Enfermos de hubris, echan maromas para desviar la atención de los yerros del presidente, pero solo consiguen ridiculizarse a sí mismos. Por esta razón, la audiencia prefiere más Latin.Us y menos Polemón.

Juan Pueblo ni lee las columnas de opinión, ni sigue los programas de debate entre expertos en política. Pero, no lo dude, estará atento para ver el próximo sketch del dueto del momento. Al menos durante toda esta semana, el payaso y el periodista le sacaron el «detente» al presidente.

@ppbustamante

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